Nombre:  Verónica León Villalba 

Lugar de nacimiento:  Quito, Ecuador 

Residencia actual:  Quito, Ecuador

Miembro desde: 13/06/2005

 

 

Poemas incluidos en esta página:  

 
 - Oye.
 - Solitude.
 - Nones.
 - Renones.
 - Amputación de recuerdos.
 - Si yo muriera mañana.
 - ¿Inquietud o remembranza?
 - Me siento.
 - Pintor.
 - Época de poca espera.
 - Objetividad.

 



 

OYE 

 

 

Qué esperas para terminar? 

El tsunami por fin sucedió, 

disfrazado de eclipse lunar. 

Créeme, 

la luz no volverá jamás 

a martirizarte los celos 

ni a humillar autoestimas  

con su brillantez. 

No seremos, más, tontos 

otra vez. 

Desempolva tu traje  

y deslentejuélalo,  

que no habrá otro reflejo que lo valga, 

ni siquiera el de las luciérnagas que inventaste 

para que me causen cosquillas 

durante mi muerte temporal. 

No hubo risas, 

habrá festejo. 

Serás condecorado por huir 

conduciendo con los ojos cerrados 

y dando ápices de valentía 

sin aparecer. 

Para ya de contar ovejas muertas 

flotando por tus aguas. 

Despreocúpate de apatías. 

Desármate de escudos y armaduras 

que llegaron a reemplazar tu piel.  

No veles en vano, 

no hay insomnio 

no hay desvelo.  

No hay mala noche, 

sólo  

tempestad. 

 

 


 

 

 

 

SOLITUDE 

 

 

Ahora me queda
incesante,
sólo una sensación
abatida,
entre mareo y hastío.
La vida pudo contigo 

en martirio, 
con todos mis tiempos acrónicos 

y sin ningún espacio vacío, 

rendido por solo danzar.  

Voy demasiado cansada,  

el baile fue largo 

y los pasos estrechos 

palideció mi vestimenta,  

envejeció mi ritmo 

shhhhhhh
duérmete
ya  

 

 



 

 

 

NONES 

 

 

No me hacen falta pases corporativos,
no quiero tours autoguiados a ninguna parte,
sino es lejos de mí.
Y a ese lugar
sobrepoblado,
ya lo conozco
bien...
ardió sin tocarme, perdió su interés.
Si te sobra... aceptaría a buen precio
sin tener para pagarte,
un cajón de oscuridad
para contorsionarme
y que la noche no acabe.
Y bulla constante
para ensordecer
mis alucinaciones.
Y diluvios para mi sequía,
y una palmada en la espalda,
suave, hipócrita,
como canción de cuna
para niña huérfana.  

Y no quedarme en el recuerdo de nadie,
y perder mi memoria mediata,
y olvidar-me.  

Un abrazo sería “too much”,
ya no sé cómo se llenan las solicitudes
para los afectos...
y no estoy dispuesta a pasar más tiempo
en trámites y burocracias,
prefiero dormir.
Pero inevitable y precozmente 

hasta te olvidaste
de susurrar.  

 

 

 

 

 

 

RENONES 

 

 

Sin embargo...
debo agradecer  

lo que te debo.
Existen pociones
para recordar lo no sucedido,
pero con los años, de cualquier manera...
la memoria se vuelve más confusa
y creativa.
Puedo complicarte sugiriendo
que trates inútilmente de reconocernos.
O puedes tomar un riesgo,
e inventarme...
leer en mis palmas lo que no podrá ser.
Colocar delante de mi foto
un espejo
que nunca hable,
y cerrar tus ojos
cuando me presente.
Y déjarme pasar...
como a cualquiera niña,
como a ninguna prostituta.
Y divisar mi figura
de acuerdo a tu apetencia,
donde quieras
y como prefieras.  

Si decidiste desgarrar...
debes saber
que lo empezaste a hacer,
hace rato
con lo que me queda,
y no te has dado cuenta.
Como yo, que no distingo
mi cintura
acercándose a tu pecho.  

No sé olvidar...
ése es mi problema.
Arrimarte a la sombras
sería, en rigor, más saludable
pero nunca conté con tal destreza,
y la paciencia es uno de mis peores atributos.
No toleraría reciclar ausencias
pronosticar ciclos,  

presenciar repeticiones 

y, sin embargo,
sigo
esperando...
prácticamente
sola .  

 

 

 

 

 

 

AMPUTACIÓN DE RECUERDOS 

 

Extracción, 

a tiempo.  

Hoy, cinco, 

con música clásica  

y fuertes atenuantes 

me perderán el juicio, 

al cuadrado. 

No amerito tararear ni una sola melodía más, 

no deseo reconocerme. 

Siempre fui cobarde 

en situaciones extremas… 

salté 

cuando pude esperar. 

Descubriremos  

si esta última vez 

me atrapo, 

y la recuperación 

toma menos  

que la inconciencia 

y el hastío. 

  

 






SI YO MURIERA MAÑANA


Si yo muriera mañana

¿qué sabrían de mí?

Muy poco, tal vez nada,

recordarían quizás

unas cuantas cosas vanas...

mi nombre, mi aspecto personal,

coincidirían en la fecha de mi cumpleaños...

¿Pero de mí?

De mi Yo en expansión verdadero,

de mi Yo libre y atado como velero

sobre arena seca con viento.

De mi capacidad de vuelo

subterráneo como etéreo.

De ese Yo que se escapa

y que con dificultad aquí contengo.

De ese mí, yo, sin testigos,

si yo muriera mañana...

No sabría nadie

Nada.

  





¿INQUIETUD O REMEMBRANZA?

 

Por qué será que hoy, esta madrugada...

nuevamente rodeada por paredes ancianas

recuerdo por vez primera

compañías que no tuve

y palabras no escuchadas.

Por qué será que no escapo esta noche

y quiero convivir con mis fantasmas,

reconocerlos con cariño,

reconciliarme al espejo

y enfrentarme a mi estancia,

corta, humana.

Por qué será que hoy me rozan

y desvelan complacientes con mis ansias.

Mientras camino

descubro aquel balcón de mi infancia

y encuentro surcos infalibles...entre el tiempo y la distancia.

Por qué será que hoy, esta madrugada...

me siguen tan de cerca y sigilosas

las presencias de la nada,

acrónicas, pausadas.

Por qué será que hoy, esta madrugada...

en medio de muros añejos

me encuentro tan renovada.

Acepto mis intenciones

y me entrego a conquistarlas.

Salgo a recorrer paisajes internos

y escucho su coro salvaje,

hoy más que ayer, lejos de mi lamento.

Por qué será que estos muros inmensos

transportan y  transforman mis penas

en calmas dementes, en risas serenas.

Por qué será que bajo techos añejos,

hoy, esta madrugada...

vibro al fin liberándome

y mañana descubro que es tarde,

que comprendí la revancha,

que supe,

que estuve,

que pude... porque había muerto.

Es que... como todo en esta casa...

yo también había muerto.





  

 

ME SIENTO

  

Me siento espalda contra espalda

de mi propio reflejo

y pretendo sentirme siendo.

¿Lo logro? ¿Lo estoy sintiendo?

Si, no, lo sabrá Dios,

que con seguridad yo no.

Llego así a sentirme confundida.

Me levanto y enseguida regreso

a mi posición habitual,

fetal frente al espejo.

No me encuentro por dentro

ni me presiento

pero, decididamente,

doblo mis rodillas y me siento.

Y me siento en el medio

de un montón de sentimientos,

me encuentro tierna,

muy capaz de ser herida

y me predigo amenazada.

Me siento calladita y quieta

y me escucho alma.

Me siento y sintiéndome... respiro,

y respiro magia.

Y sintiéndome se conmueve el cuerpo

y sintiéndome siento lágrimas,

y sintiendo sueños, ilusiones,

voy sintiendo vidas como ráfagas.

Siento cientos despertares,

en canciones, cuentos, soledades...

siento tristezas y gozos;

siento bondad, y con bondad pureza simple,

y con simplicidad, calma, reposo.

Y sintiéndome en soledad amada, amante...

sola siento amando, creciendo, flotando.

Me siento siendo y me asusto...

todo me es abismante.

Me siento y soy pequeña...

pero soy demasiado grande.






 

PINTOR


Muriendo busco un paisaje,

sueño el paisaje escondido

más allá del reflejo

de quién demuestra su brío.

Es un paisaje apartado,

lejano. Está en el delirio

del que, con pena vagando,

busca calor en el frío.

Es un paisaje cercano,

rastreado por el espíritu

dentro del alba rosada,

fuera del mundo sombrío.

Y más allá de la vista

y más acá del sentido.

Dentro del día, tinieblas,

entre lo lleno, el vacío.

Es un paisaje elevado

sobre las nubes y el río,

que se nublan y desbordan

en pasiones y martirios.

Es un todo y es su nada,

es la intimidad comprendida;

quizás, muy hondo en el alma...

ni la verdad, ni una mentira.

Comprensión sin silogismos,

parábola, escepticismos,

paradoja mentirosa

que actúo, vivo, y existo...

e insisto en encontrar

el propio paisaje,

que eternamente se escapa

y que, por siempre, persigo.

Del pincel, parir los colores quiero,

serme musa, alfil o castigo,

y que la inspiración conquistada

venga a azotarme un propio estilo.

Que llenen lienzos del cielo

las goteras del abismo,

y que el sudor de la obra acabada,

trascienda gris e intacto

de generaciones en testigos.

Caigo en lágrimas que bebo,

mate amargo que bendigo,

y que la sed satisfecha al menos,

pueda llevarse mis dedos embarrados,

mis puños desolados,

articulaciones todas

o por demás vestigios.

Quisiera imaginar un cuerpo,

y su alma y su delirio,

retratar sus sensaciones,

y sus dudas y acertijos.

Poner en papel la sombra

de su interna anatomía,

pero sólo encuentro presente,

la brocha vacua, vacía.

Cierro los ojos e intento

encontrar el laberinto,

deletrear el secreto crucigrama

de un nombre, sagrado y vivo,

que traiga descansos al alma

y me aleje del hastío.

Con intalentosa virtud

siempre impía,

estupefacta y cómica nulidad

en agonía,

yo busco un paisaje borroso

y duermo en mi letanía.

Perdido, siempre,

hasta hoy.





 

ÉPOCA DE POCA ESPERA


Época de poca espera,

de la mala copia remanente,

muleta para los colores ciegos,

multas para los huérfanos,

mulas o genios multifacéticos,

astigmáticos, clérigos.

Aceras clónicas aparecen

sobre el humus de los cementerios,

antes folklóricos,

antibosques, antibosquejos,

palidantescos espejos de cal,

de yeso.

Época de la subversión inexistente.

No se pregunta ni se piensa,

ni se añora, ni siquiera se recuerda;

lo que se pretende es lo que vende

y lo que vende

es lo que no se pregunta,

ni se piensa, ni se añora,

ni se busca...  ni se siente.

Era lobotómica

cuando nunca era,

ni sería, ni fuera;

y ni afuera

se escapa de adentrarse,

solidificando con totalidad abarcadora

lo espacio, lo viento humo –exhumado–

lo verde vientre –vedado–

lo liebre, lo lobo,

la instancia,

lo instinto,

e instintivamente extinta,

el ansia, inerte, fantasfáltica.

Época esperpéntica,

MTV y novelas multimedia,

mucha lluvia interactiva que densa,

montaña que obesa de polvo, luego inunda,

se desploma atracada, perfección cóncava,

diversidad conversa;

invasión de caras recreadas

y casas siderales nuevas.

Luz escasa que aplasta,

que ahoga, que pesa,

y pesa noche, pesa día,

pesadilla,

pesadumbre.

Ni hadas ni sapos encantados,

ni caperuzas, ni abuelitas cuénticas;

el hielo y el duelo danzando

en coreográficas manifestaciones

de metal, materia y peso.

Mutaciones de alambre y mariposas negras,

disimulan a su paso

la localización de las sillas de ruedas,

carruajes de musgo,

bicicletas añejas.

Lo incoloramente plomo,

lo pestilentemente inodoro... neón

y, desde la alcantarilla

de la sociedad flamante,

lo precursor y productor

de la silenciosa primavera.

Gas carbónico y desechos de sueños,

lo ajeno, distante,

fúnebremente ruidoso

y estruendosamente callado.

Y con paso prefabricado

tropieza en el escenario,

el indestructible enfermo eterno...

el pobre ser ciudadano.

  




 

OBJETIVIDAD


Paso unos segundos preguntándome,

el silencio, la bulla, la espera...

y observo unos pájaros, y vuelan,

y otro par de momentos se van.

Dos minutos dan vueltas

y cosquillean dentro del reloj;

el pasado, el presente, el futuro,

tres, cuatro, siete medias horas...

los pájaros ya no están.

Sigo pasando

y los pasos desesperan,

inmovilidad,

y los días... y la noche;

caras y la soledad,

y las semanas, y la soledad.

Unos años, otros meses,

y otras cuantas voces más;

no me dicen ni se dicen, sólo hablan

de decenas, dieces, veintes,

cuarenta, sin cuenta...

Risas diferentes

y el llanto.

Paso unos segundos,

y la espera otra vez.

Los pájaros regresan,

y las calles... y la sociedad,

y los pasos a desnivel, y el desnivel,

y la libertad,

y los pasajes, y la salida,

y... los pasos, y... los pájaros...

y me pregunto:

¿Quién mierda me preguntó

qué es la objetividad?

 


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