Nombre: Patricia Cuenca
Lugar de nacimiento: Montevideo, Uruguay
Residencia actual: Torrent, Valencia, España
Miembro desde: 09/02/2017


Poemas incluidos en esta página:              

  

1.    I

2.    II

3.    III

4.    IV

5.    V

6.    VIV

7.    VII

8.    VIII

9.    IX

10.  X  PERSPECTIVAS

11.  XI  DETRÁS DE LA VENTANA

12.  XII DETRÁS DE LA VENTANA

13.  XIII

14.  XIV

15.  XV

 

 

 

 

I
 
 
Sólo queda sacudirme los retazos de tu piel
saciar mi sed en otra fuente cristalina,
desmontar el lecho en el que cabalgamos,
evitar sucumbir a tus pupilas traicioneras,
olvidar tu aliento y mi sed.
 
Desde el ombligo nace la espiral que fuimos,
se desperezan las lunas aún no llenas,
los cántaros rebozan lágrimas azules.
 
Sólo queda estirarme lo suficiente,
alcanzar ese horizonte sin contaminar,
sembrar nuevos trigales,
anidar en los balcones entre jazmines,
escuchar y respirar sin prisa.
 
Desde el otro lado de este lado
no hay nada que temer ni esperar,
tu silueta desdibujada se lleva el camino.
 
 
 
 
II
 
 
Si no fuera por ti
que abres zanjas
para que broten las semillas
y cada uno de mis pétalos
florezca en armonía.
 
Si no fuera por ti
que apartas sigiloso cada nube
dando luz a mi amanecer
a la espera de que ese rayo misterioso
acaricie tímidamente mi mejilla
 
Si no fuera por ti
que desmontas huracanes,
ahogas tormentas en alcantarillas,
desmenuzas el granizo en su caída
y filtras el viento en suave brisa.
 
Si no fuera por ti
cuan expuesta a la vida estaría,
a los cambios repentinos de marea,
entre naufragios y llegadas a destino,
entre realidades y sueños alocados.
 
Si no fuera por ti
ahora sería ya adulta,
menos cuerda y más yo misma,
tendría el pelo revuelto
y me arriesgaría a menudo.
 
Sino fuera por ti
Osaría correr desnuda por la playa,
o arrancar moras silvestres
sin miedo a envenenarme,
gritaría el la cima de la roca.
 
Si no fuera por ti
Conocería el mundo y elegiría,
sabría cubrirme bajo la lluvia
y, sobre todo,
si no fuera por ti,
me hubiera atrevido a besarte.
 
 
 
 
III 
 
 
¡No me preguntes como sería mi vida sin ellos!
 
Sin ellos, mi alma perdería su luz,
una coraza irremediable me envolvería,
un siniestro paisaje amordazaría mi mente,
una nostalgia eterna y gris me invadiría.
Se me derramaría el amor a pedazos,
marchita la piel, ahogada la voz...
 
Vibro en cada golpe de  tinta,
en cada verso recobro la vida.
 
 
 
 
IV
 
 
¿Cómo imaginar mi vida sin el desgarro de tu voz?
Tu voz que sabe a vida y muerte,
tus muslos que entrelazan mi figura
hasta desvanecerse en el presente
mientras destilo tu néctar sagrado
y lo ofrezco a todos los dioses del Universo.
 
¿Cómo soñar sin tus palabras, tus silencios?
Naufragan mis entrañas en tu búsqueda
y sucumben a ti en cualquier puerto
de cualquier ciudad desolada y nostálgica
donde la brisa se hace tormenta
y la tormenta magia anhelada.
 
¿Cómo amanecer el día sin tu aliento?
La caricia que desborda mi piel
en un vuelo sin límite, sin sentido,
con la única respuesta del sentir,
de la emoción hecha trizas,
del torbellino de tus besos a cuenta gotas.
 
¿Cómo salir de este eterno laberinto?
Encontrar la grieta imperceptible
de tu mirada perdida en el recodo de la vida.
Sucumbir a tu encuentro deshidratada,
rozando la pubertad del roce de mi mano
en cada pétalo que florece en un río sin salida.
 
¿Cómo caminar sin tu mano tendida?
Mostrar mis pasos en la noche,
en cualquier café, en cualquier sueño,
para vomitar en tu rostro la locura
y la dulzura de todos mis lamentos.
Dime, sólo dime
¿Cómo podría vivir sin ti, Poesía?    (inédito)
 
 
 
 
V
 
 
Ventanas para que entre el aire fresco, para que sacuda las ideas y el pecho se abra. La brisa del Amor siempre es bienvenida, así como el alma que me habla desde tus ojos serenos. Comulgo con la idea de escuchar el silencio de tus palabras, ese que me envuelve cuando la oscuridad amenaza apagar el Universo. Y aunque sé que sólo la luz es real en la verdad, un brevísimo momento se asoma a denunciar que la Malla quiere su protagonismo.
No recuerdo el día en que se abrió la caja de Pandora pero sí el exacto momento en que vacié mi maleta para que entraras en ella.
 
Tú eras suficiente.
No me pesaba cargarte
el breve trecho
hasta el encuentro.
 
Entonces todo se volvió liviano y volaste como vuela un pájaro agradecido haciéndose polvo de vida y perdiéndose entre los algodones sagrados.
No hubo nada que decir, todo estaba contenido en el latir de mi pecho que marcaba la despedida.
Y ahora me asomo al acantilado para escuchar las olas y lo que me quieres decir desde la paz que conquistaste. Nuestras conversaciones me alimentan. Jamás dejaré de sentir tu gratificante silencio.
 
 
 
 
VI
 
 
Entiéndeme,
no puedo irme
porque nunca me he quedado.
Sólo estoy en tránsito,
como el ave migratoria
que nunca deja
de batir sus alas.
 
 
 
 
VII
 
 
Ya es hora de arropar la semilla.
Mañana recogeremos una nueva cosecha
de alma, cuerpo y mente.
Volveré a reencontrarme con el mundo,
con los eslabones que conforman la jornada,
también con los silencios que arropan la gestación.
 
Las voces que se van sumando,
los gestos, las vasijas abiertas y cerradas
a este mundo redondo que transito
dejando las aristas que puedan herir,
acogiendo corazones nobles,
uniendo intenciones y energías.
Porque todos somos uno
y cada uno somos todos.
 
Y aunque nos empecinemos
en darnos la espalda,
eso nunca va a cambiar.
Mientras, seguirá soplando el viento
para limpiarnos las ideas
y acercarnos a la esencia.
 
Los caminos siempre conducen a alguna parte.
 
 
 
 
VIII
 
Mutar en arrebatos de tinta,
descorazonar la nostalgia
y traspasar la frontera de la razón
quedando de pie
frente al cantil desnudo del papiro.
 
Recoger las emociones galopantes,
aquietarlas en el regazo,
sumirlas en caricias metafóricas
y transmutarlas en versos
que vuelen más allá del presente.
 
Síncope tardío de nostalgias,
    toboganes de emociones refinadas,
      velos dormidos de amor de alcoba,
         sollozo adormecido del alma
            y trémula voz sin horizonte
         que se desperezan
       entre los versos dormidos
    de un libro milagro,
  de un onírico paisaje
de entrañas abiertas y alas.
 
 
 
 
IX
 
 
Los pasos anidan en lugares insospechados
si desconocen la huella que ha dejado tu llanto.
 
Aniquilan lentamente todo claro sentido
sin importar los ríos de lágrimas vivas, muertas,
pero sí tan desconocidas y ajenas como
esos vientos de otras latitudes u orillas.
 
En cambio, si su sombra sostuvo aquel padecer,
cada gota adquiere un nuevo significado
y en cadencia musical se torna tu sollozo
desmembrando su corazón y abriéndolo despacio.
 
Un caminar errático se vuelve reflexivo,
ya los colores siembran la acuarela desnuda
cuando la empatía de las pupilas florece
provocando ese abrazo tan deseado y sutil.
 
No ignores el dolor que alambra los libres prados
ni atesores codicia que desate lluvias viejas. 
 
 
 
 
X
 
PERSPECTIVAS
 
El dolor proviene de una grieta infinita, de la víscera que transcribe la falta de esperanza, de la sangre agolpada en las cuencas vacías de utopía.
El hierro ya no quema la piel, no se distinguen posibles horizontes a los que llegar a la deriva, ni hay mantos suficientes que nieguen el tiritar de las almas perdidas.
 
La cueva envuelve,
  envuelve y desata,
    desata y empuja,
      empuja y resquebraja,
        resquebraja y entierra,
          entierra y grita.
 
Grita... Grita...
 
Nadie escucha,
no hay nadie fuera,
no hay nadie dentro,
solo migajas
en el tiempo.
 
 
 
 
XI y XII
 
DETRÁS DE LA VENTANA
 
Sigo soñando que caen los muros,
que las aves atraviesan alambradas,
que el horizonte se acerca despacio
dando vida a la utopía.
 
Sigo creyendo que tu piel y la mía
hacen buen conjunto de colores,
que nuestras lenguas son la misma
cuando en un abrazo nos fundimos.
 
Sigo pensando en presente
y guardo todos los pretéritos del odio
para que florezcan corazones nuevos
vigorosos, sensatos y libres.
 
Sin embargo hay mentes perdidas,
subidas a una noria que nunca cesa
que cocina la sinrazón de la violencia
mientras se atan a una muerte prematura.
 
Y entonces, todo se vuelve oscuro,
ruedan lágrimas de todas las banderas,
se ciegan las pulilas, se inundan los mares.
 
Enmudecidos, nos quedamos sin lágrimas,
volvemos a creer en ti y rezamos,
rezamos para que el dolor desaparezca,
para que el hombre recobre la cordura,
para que por fin seamos luz y cosecha.
 
(A modo de Nana)
No llores niño mío,
pronto se acabará la guerra,
verás que el cielo sólo
te lanzará mil estrellas
y las esquinas del mundo
se unirán en una sola huella.
Ten paciencia chiquito,
quita de tu alma la pena
que sólo con verte florecen
un millón de azucenas
para cubrirte los ojos
de alegría y fe eterna.
 
No llores niño mío
que el Amor toca a la puerta.
 
 
 
 
XIII
 
Dedicado a todas las víctimas de violencia
 
Mujer de arena, no te disuelvas
Encerrada en el reloj de los días,
acristalada tu mirada
entre velos turbia, húmeda,
busca el horizonte
 
Ansia de descubrir una utopía
que desgrane la vasija
y abandone el escombro
tu alma cansada
elevando su vuelo silencioso
espera
 
Espera en la desnudez del amor
que huyó a ninguna parte
aquella mañana de otoño
cuando el rocío marcaba su huella
sobre el empedrado del patio
 
Quedó el dolor en la alcoba desnuda
donde el verdugo ultimó su faena
entre cuatro paredes de miedo
donde los gritos callaron
donde la aurora no quiso ya levantarse
 
¡Mujer de arena, no te disuelvas!
 
Renuncia a la congoja y al temor
abandera tu cuerpo en luz divina
y renace como el Ave Fénix
para devolvernos la vida,
para recordar que la lucha termina
en oraciones de esperanza...
 
¡Y levántate! ¡Sí, levántate! Levántate
Hoy y mañana y el resto de los días
porque el Amor ha de triunfar sobre el miedo
y la Vida es un día,
un mundo,
una utopía.
 
Renace Mujer de arena, no te disuelvas.
 
 
 
 
XIV
 
 
Sostengo el hilo de tu voz
y lo hago pájaro de vuelo libre
Te impulso más allá del alféizar
de tu horizonte terrenal y lúcido.

Como a un holograma te navego
derramando mi tinta colorida
en tu espalda desnuda y nívea,
como un papiro desinteresado.

Entonces, el pájaro multicolor
derrocha ausencias en presente
asido al subatómico murmullo,
al mundanal ruido del abismo.

Y tú, ajena al destino que te abraza
extiendes la mirada en el puente de mis ojos,
desorbitas el momento y parpadeas la nostalgia.
Yo, solamente te espero de este lado, en silencio.
 
 
 
 
XV
 
Dedicado a los niños maltratados
 
No me sacudas madre
que se me cae la vida
No eches a rodar mi alma
en una alcantarilla
Piensa que me pariste,
que soy tu pequeña niña
que iluminó un día
aquel invierno de espinas
 
No me sacudas madre
No lances sobre mi tu ira,
no desmigajes la alcoba
donde el amor duró un día
No arranques la tibia brisa
que acarició tu mejilla,
ni enarboles la bandera
que hoy amortaja a tu hija
 
No me sacudas madre
que la dicha dura un día,
que me quedo sin presente
y el pasado te salpica
No me quites el futuro,
no hagas noche mi día
 
No me encierres, no me encierres
Yo te amo cada día.

 


Webmaster: soydelfrater1@gmail.com