Nombre:  JUN Carrizo 

Lugar de nacimiento:  Mendoza, Argentina

Residencia actual:  Mendoza, Argentina

Miembro desde: 05/02/2008


 

Poemas incluidos en esta página:

 

- Legado.
- Hacia adentro. 
- El beso de esos.
- Con dieciséis versos.
- Vuelve.
- El sitio.
- Todo por nada.

- Soneto que llora en palabras secas, lo que en mí, con tu ausencia mojas.
- A tus pies.
- Los abrazos de Mariano.
- Soneto para no querer.
- Qué lejos.
- Soneto a ojos cerrados.
- Quiero ser.
- Escafandra.
- Mi amor por ti.
- Mis manos.
- Soneto para Ismaela.
- Palabras sobre la mesa.




                                                   

 
 

LEGADO 



Veo tus labios

en mi mate tibio,

tus ojos de bosque

en las lágrimas de hielo.

 

Veo tu espalda

en mis sábanas tendidas,

tu orgasmo de loba

bajo una luz de cuna llena.

 

Y te oigo en el llanto

del as de la baraja de tu vientre,

mientras descansas boca arriba

en el seno de la tierra.

 

Nuestro futuro te sueña

y mis manos te lloran,

mientras acariciamos con lirios

la hierba que nos separa.

 

Estaré contigo cuanto antes

pero no sin legar nuestra historia

a los frutos de sueños pasados,

al poema con alas de gloria.

 

 

 

 

 

HACIA ADENTRO                                      

  

Voy escuchando el sonido a nada de la lluvia,

cien gotas que se suicidan sobre las chapas,

y mil más sobre los cadáveres recientes.

¡ Pobre el cielo!, no soporta ya sus penas…

Voy oyendo la lluvia como oyéndome por dentro,

escuchando como se suicidan mis cien lágrimas

-fragmentos del alma- contra el pavimento.

¡ Pobres mis ojos!, no soportan ya mis penas…

Lloro hacia adentro, rocío del alba,

humedeciendo recuerdos,

para que no sequen

ni mueran con el tiempo.

Lloro hacia adentro, sin calma,

mojando momentos,

para no olvidarlos,

para que no se los lleve el viento.

 

 

 

 

EL BESO DE ESOS

Brotó del calor de dos lenguas húmedas,

tan húmedas como la sal

que se escondía bajo el agua;

brotó de lo casual, del encuentro entre montañas,

del este al oeste de este sur,

producto puro de palabras embriagadas de aire puro,

de ojos sabios y profundos

como las heridas del día anterior,

producto de la oscuridad de la cueva que le dio luz,

de la corazonada bucanera

de no sabernos el camino.

 

Todo fue de puta madre,

de comernos los anzuelos

que nos tiramos a quemarropa,

y los desconsuelos sin suelo que caían al silencio.

 

Todo fue de ramera madre,

de empaparnos con los sabores previos al sexo,

y ahogarnos en la esperanza

de volver a vernos.

 

Producto santo

del espíritu asesino de minutos,

del este mirando al oeste

que se despide con su mano,

producto de latidos y ladridos del alma,

fue naciendo y fugando

el beso de esos,

que se esperan a diario.

 




CON DIECISÉIS VERSOS

 

Con bandera blanca doy fin a tus batallas,

con catorce de febreros me juras amor,

con poesías valientes sobre papeles canallas,

con mentiras y verdades, con tanto temor.

 

Con pestañas me acaricias el recuerdo,

con patrañas de los labios que te besan por ahí,

con el as de picas de la partida que aún no pierdo,

con coraje corajuda tu cuerpo en portaligas para mí.

 

Con los dedos ya sin uñas, con el lápiz ya sin mina,

con los gritos de la duda que endurecen mi piel,

con la hoguera ya sin leña, tu luz ya no ilumina,

con el juego de una puta que me lleva a su burdel.

 

Con perfume de pirata el príncipe azul besó a Julieta,

con mucha rabia fue Romeo el que una bala se metió,

con poca suerte el cartero pinchó su bicicleta,

con piropos y post-datas la carta que nunca llegó.

 

 

 

VUELVE
 

Ven,

tócame con tus ojos,

otra vez…

vuelve,

lléname el vacío con tu risa.

 

Dame tu cuerpo de acantilado,

tu nombre, tu fe, tus miedos,

vuelve con tu cáscara de anzuelo,

y la carnada fugaz de tu voz.

 

Ven,

mujer de las mil caras,

otra vez…

vuelve,

melodía de miradas.

 

Dame el pan de tus manos

con la harina de tus pechos,

hazme un lugar en tu espalda

entre el adiós y el recuerdo.

 

Ven, vuelve,

otra vez…
 

 

 

 

EL SITIO

 

Llévame al sitio sin fin,

donde tejen tus arañas

donde quedo atrapado

y empapado de miel,

donde me falta el aire

ahogándome de ayer.

 

Llévame, llévame aunque no comprenda

lo que hay, lo que veo,

ni lo comparta, o lo sueñe despierto.

 

Lugar enjambre de tus misterios,

panal de celos y pretextos,

manantial de mis lamentos.

 

Llévame al sitio sin fin,

donde pueda beberte

y volverte a llorar,

donde pueda mirarte

y volver a nacer,

 

donde muera de ganas

de morirme otra vez.


 

 

TODO POR NADA

 

Un jazmín invisible, perfumado,

un poema en cursiva cursi a ratos,

baba negra, babero babeado,

mi pijama hermano de desacatos.

 

La cigarra que apaga mi cigarro,

mis horas y mis versos, mi distancia,

mi herencia: tres monedas en un tarro,

cinco trapos vistiendo mi elegancia.

 

Mis párpados, mis pies muy agotados,

mis ojos dibujando tu mirada,

sobre papeles ciegos, arrugados.

Mi esperanza de ti, desesperada,

los sueños en común y no soñados.

Desencuentro mortal, todo por nada…



 

 

 

 

SONETO QUE LLORA EN PALABRAS SECAS, LO QUE EN MÍ, CON TU AUSENCIA MOJAS. 

 

Traigo catorce versos despiadados, 

anudados al ras de mi garganta, 

Santa mi parte virgen sin candados, 

cerrados, y una voz que se levanta. 

 

Tanta pena y mis ojos amputados, 

mojados por lo atroz que se agiganta; 

manta que no cobija a mareados, 

plantados por la fe que los desplanta. 

 

Traigo con mi Soneto lo que escribo, 

cautivo de la muerte y poco grato; 

desato mil historias sobre mí. 

 

Así, ya tus postales no recibo, 

vivo sin emoción cada arrebato: 

trato y puedo, sin lágrimas por ti. 

 

 

 

 

A TUS PIES 

                                     

Atravesé un pasillo, 

llegando a una sala lúgubre, 

podía oír mi respiración, 

me dolía la piel, 

mis venas sangraban blancos y negros, 

de golpe, cortando el silencio, 

de las paredes brotaron 

infinitas hiedras de gritos 

y balas y sangres 

y hambres y llantos, 

podía oler el hedor del espanto; 

nacieron desesperanzas, 

crujían los marcos, 

el techo sigiloso me acechaba, 

mientras Saturno devoraba a su hijo. 

 

¡Cuánta sequedad en mis labios! 

podía oír mi respiración, 

me dolía la piel, 

y así caí rendido a tus pies 

como llorando. 

 

 

 

LOS ABRAZOS DE MARIANO 

 

                                                   A Mariano Navarro con el alma. 

 

Anoche sentí que la vida me abrazaba, 

que curaba mis heridas, 

ayer la semana se detuvo y fue un solo día; 

sentí ganas de hoy volver a abrir los ojos, 

ya quiero que sea el domingo que viene 

y así volver a nacer en tu abrazo. 

 

Anoche el mundo en mi mundo no giraba, 

se detenía a escuchar mis latidos, 

a sentir mi alma en plena erupción 

de glorias y mil motivos 

para empezar la semana con fuerzas, 

esperando ansioso, claro, 

el próximo domingo. 

 

Ayer, terminar la mejor poesía 

se hizo humo -leve caricia no deseada-. 

Un suspiro abrió las puertas, 

encendió el faro, encalló el bote 

en el que naufragaba, 

lo llenó de luces con mañanas, 

lo bañó de días por venir 

siempre con un domingo 

de puertos y ventanas. 

 

Anoche y desde anoche, 

la llama de la vida no se apaga. 

 

 

 

 

SONETO PARA NO QUERER 

 

No quiero bendecir mis maldiciones, 

no quiero ver en todo un casi nada, 

no quiero no quererte en mis prisiones, 

ni que se te haga vicio mi carnada. 

 

No quiero sazonar tus desazones, 

no quiero ser tu estaca mal clavada, 

no quiero no querer a tus pezones, 

no quiero destejer tu encrucijada. 

 

No quiero posponer a tu despecho, 

no quiero que le temas a mis miedos, 

no quiero tu por qué de buena dama. 

 

No quiero revolver en tu deshecho; 

ya no quiero tu piel entre mis dedos. 

En fin, no quiero amor sobre mi cama. 

 

 
 

 

QUÉ LEJOS 

 

Qué descontrol, qué ganas, qué armonía, 

los besos de cartón son mi amuleto, 

lo que lloran mis versos mi esqueleto, 

lo que esconde mi llanto cobardía. 

 

Qué incorrecto, qué luna en pleno día, 

el silencio es mayor que mi secreto, 

la pena por tu ausencia un cruel Soneto, 

un no querer hacer lo que quería. 

 

Qué lejos queda Atenas, qué patrañas, 

qué cosidos mis ojos con lagañas, 

qué ardor, qué alcohol barato el de mi vaso. 

 

Qué parche que no emparcha mis poemas, 

qué anhelo el de abrazarte cuando temas, 

qué ensordecedor grito de fracaso.  

 

 

 

 

SONETO A OJOS CERRADOS 

 

A ojos cerrados vivo, tiemblo y muero 

por mis Sonetos, cardos con espinas; 

tirano de las musas con rutinas. 

Sé, querer es poder, pero no quiero. 

 

Un desafío es sangre, un mundo entero, 

para esos sueños mudos sin esquinas, 

para estos codos rotos por cantinas; 

un desafío es toro pa’l torero. 

 

A ojos cerrados busco las caricias, 

un misterio tan cruel y tan perverso, 

a la mina que niegue a mi malicias, 

 

el deseo, los besos al reverso, 

los pezones, las tangas con asfixias, 

ahogando mis temores en un verso. 

 

 

 

 

QUIERO SER 

 

Me gusta desnudarte por las noches, 

sentir que me desnudas con tus manos, 

ser siempre el más feroz de tus villanos, 

ser siempre el más precoz de tus reproches. 

 

Quiero ser derrochado en tus derroches, 

un poco de tus sueños más lejanos, 

ser parte de tus circos sin enanos, 

el más desabrochado de tus broches. 

 

Quiero ser monopolio de tus ganas, 

la tintura barata de tus canas, 

tus mentiras, tu péndulo, tu peste, 

 

aquel parche mil veces remendado, 

de tus clavos ser siempre el oxidado, 

y quiero ser tu norte al sur del este. 

 

 

 

 

ESCAFANDRA 

 

Tras una manta, respiro tu vientre, 

tu boca suave, tras el muro invencible, 

recorro, amor, tu cuerpo en mis plegarias, 

tu hombro, el cuello y la espalda. 

  

Les seco el sudor a las sábanas agitadas, 

aún cuando no las hemos estrenado 

y el humo, del incienso y del cigarro, 

nos arropa entre sus brazos sin tocarnos. 

 

Te llevo el desayuno de besos con tostadas 

mientras disfruto de tus ojos hinchados. 

Te lavas los dientes, te bañas despacio 

cantando esa canción que aún no nos une. 

 

Así voy dejando abriles y lágrimas, 

pasando el tiempo, curando miedos. 

Así voy, sediento de tus mañas, 

guardando latidos tras la escafandra. 

  

Y entonces: 

                      m 

                          e 

 

                                  s 

                                      u 

                                        m 

                                          e 

                                            r 

                                            j 

                                           o. 

 

 

 

 

MI AMOR POR TI 

 

Tieso, 

desorbitado, 

un zumbido interminable, 

no me sale ni media lágrima, 

pero me estalla la garganta 

y me duelen los maxilares. 

 

Cuatro suspiros, 

diez cigarrillos 

en veinte minutos, 

un güisqui cicatrizante, 

el culo de una mina que pasa 

y no lo miro. 

 

Hoy me enteré que mi amor por ti 

es tan simple y es tan puro, 

como no correspondido. 

 

 

 

 

MIS MANOS 

Inspirado en “Estas manos”, 

canción popular escrita por el maestro: 

Facundo Cabral. 

 

Estas manos, 

se aferraron a una orilla 

que nunca fue tuya, 

ni de tus manos. 

Estas manos, 

quedaron persistentes, 

suavizaron la agonía, 

estas manos, mis manos. 

 

Estas manos, 

se levantaron contra todo, 

contra nada, contra el polvo, 

estas manos, 

estas manos se cayeron 

pero jamás se rindieron, 

me curaron, me indicaron, estas manos. 

 

Estas manos, 

fueron hijo, fueron padre, 

hermano y amigo, 

también fueron amante, 

mis manos, estas manos. 

 

Estas manos 

te brindaron bienvenida 

y ahora el adiós te lo llevas, 

precisamente, de estas manos. 

De estas manos… 

De estas manos. 

 

 

 

 

SONETO PARA ISMAELA 

 

Madrugadas de tintas y papeles, 

al ras de los excesos nerudianos, 

hay espinas con sangre de romanos. 

Ismaela, primera con laureles. 

 

A través del umbral olor a mieles, 

a nardo y a humedad de los pantanos, 

en mi cama trabajo a cuatro manos, 

las sábanas jamás me han sido fieles. 

 

Atrapado entre páginas con hambre, 

borrando tu pistilo con mi estambre, 

ya no espero tus ojos, ni me esperan. 

 

Mis heridas son hondas como el miedo 

que ruge, que distrae, ya no puedo 

escribir poesías que te quieran. 

 

 

 
 

 

PALABRAS SOBRE LA MESA 

 

Sobre los años de esta mesa triste 

sobre sus arrugas y heridas marrones, 

escribo los Sonetos que te esperan 

mientras la luna acomoda las maletas. 

 

Sobre la mesa 

papeles que se indigestan con palabras, 

vomitan tinta y rabia, 

madrugadas. 

 

Huele a roble milenario, 

a cigarros y a culo de vaso, 

habla en su idioma,  

o lo que es lo mismo,  

cruje. Llora agonizando. 

 

Sigo escupiendo Sonetos con descaro, 

pasa una brisa sin permiso 

y un caracol atolondrado, 

pasa el tiempo, la vida, 

sobre la mesa añeja 

pasa todo menos tu mano. 

 

Dejo el lápiz junto a un suspiro 

y me voy, dejando marcas de mis codos 

y de mis cardos, 

sobre la mesa: 

que aún, 

sigue agonizando. 

 

 

 


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