Nombre: María Sánchez Román
Lugar de nacimiento: Arcos de la Frontera, Cadiz, España
Residencia actual: Cadiz, España
Miembro desde: 24/10/2019


Poemas incluidos en esta página:        
                 
  1.      HOJAS CAÍDAS
  2.      PAPELES MOJADOS
  3.      UNAS LAGRIMAS LLORABAN SOLEDAD
  4.      EL TIEMPO NACE
  5.      LOS SUEÑOS ROTOS
  6.      SI PUDIERA
  7.      PASEO POR ARCOS DE LA FRONTERA
  8.      MUNDO EN MOVIMIENTO...
  9.      ALMA ROTA
  10.      LA ROSA DE MI AUSENCIA
  11.      SOLO CON MI PIEL
  12.      MADRE NATURALEZA
  13.      EN EL DEAMBULAR DE LOS RECUERDOS...
  14.      VIAJE AL CENTRO DEL PLANETA
  15.      VESTIDA DE POESIA
  16.      EN LOS LAGARES DEL TIEMPO

HOJAS CAÍDAS
 
Hojas caídas…
Olor de vida, momentos,
amarillas ilusiones
que cayeron sobre el suelo.
Tu nombre se abrazó al mío…
Sonata fueron y versos.
 
Hojas caídas…       
Sobre el manto de los sueños,
una alfombra de nostalgia
por donde florecen besos.
Quiso Dios que fuera amor,
y ruinas en mi recuerdo,
una semilla en mi vientre
y fiel en mi pensamiento.
 
Hojas caídas…
Sin ti, se me va la vida.
Otoño de sentimientos
que en mi pensamiento anidan.
 
 
 
 
PAPELES MOJADOS
 
En un arroyo que la lluvia llenaba,
sollozando en la soledad,
navegaban unos papeles enamorados,
mis ojos los  perdía en la distancia,
el viento  los llevaba calle abajo.
Papeles mojados
donde escribí mis versos,
letras que se han esparcidos
en el espejismo del agua.
De este  gran amor
sólo queda la tinta emborronada.
 
Papeles mojados
que nadaban contra  la marea,
partidos en mil  pedazos,
ya no  lloran, ni cantan…
Mudo queda mi amor,
mi corazón se llevaba.
Papeles mojados
que  volaban sin alas,
cayeron solitarios en el tiempo,
diluidos  en la nada.
 
Como los papeles mojados,
arrastrada por la tormenta
quisiera viajar,
sin que nadie  note mi presencia,
sobre aguas anónimas y serenas,
que nadie llore mí ausencia.
Porque papeles mojados
fue nuestro amor,
y todavía escondidos nadan,
cogidos de las manos
por el arroyo de la ilusión.
 
 
 
 
UNAS LAGRIMAS LLORABAN SOLEDAD
 
Mi cuerpo,
lo acaricio lentamente,
cierro los ojos como  un juego
que recorre el tiempo
de cenizas blanquecinas.
Busco el camino que dejaste,
intento encontrar
las caricias y los besos sin destino.
¿Encontrarte?...
Sólo hallo las heridas sangrantes,
montañas nevadas
que se camuflan con la ventisca,
arboles sin cortezas,
pájaros que no alzan el vuelo,
caminos de corto recorrido.
Esta tarde he visto como se esfuma
la espuma de tus manos
y  morir sobre mi cuerpo
cada uno de  los sentidos.
Unas lágrimas lloraban el adiós
sentadas en el abismo de la soledad.
 
 
 
 
EL TIEMPO NACE
 
El tiempo nace en los acantilados de un poema,
en la cuerda floja donde colgamos los versos,
en los jardines floridos y melancólicos,
en los zapatos viejos que guardamos.
 
El tiempo muere para volver a nacer en mi mano,
al ritmo de la fuente sonora de la plaza,
reivindicando cada campanada de sus pasos,
crucificando los vacíos que deja la ausencia
y escribiendo sobre las sienes los deseos frustrados.
 
Solo la primavera  puede resucitarla,
enterrando las hojas  para no dejar  rastro,
cada año con el brindis del amor
y con el beso del eterno enamorado,
convirtiendo en ruinas los deseos del otoño,
intentando expatriar el frio de los inviernos
y adherido al fuego de la vida para que el deshielo
sea el camino que nos lleve hasta el cielo.
 
Año tras año, modera y divide cicatrices del pasado,
se apodera de los corazones como un imán encaprichado,
amputando los sueños que nos dejó los calores del verano.
 
Año tras año, los aplausos de sus manillas
abren las heridas que lo azotan sin dañarlo,
meciendo en una cuna los desvelos de las tardes
y soñando en sus brazos… nos deslizamos,
empeñándonos en verle la cara a la luna.
 
Agarrado al mástil de la vida,
el tiempo corre al favor del viento.
Año tras años…
El piélago, lo arrastra hasta la palma de mi mano.
 
 
 
 
LO SUEÑOS ROTOS
 
Volver a respirar aquel aire que me lleva a su cuerpo,
el aroma de su piel tallado en mis recuerdos,
porque en todo, ya, hay algo suyo.
En todo encuentro aquella boca salada del mar de sus besos,
donde sé que solo hay verdad en el verbo de los deseos
y quiero volver a componer los sueños rotos.
Volver a dormir acurrucada en la cercanía de su pecho,
volver, porque así lo quiere mi corazón
deseosa de comer del turrón de sus labios
en las mañanas que me deja la dulzura de su piel.
Volver,  porque mi éxtasis es sublime con sus abrazos,
porque tengo miedo a vivir con los sueños rotos.
Porque su voz, es una canción de nana callando mi llanto;
en la soledad, calienta las tardes empapadas de ayer,
de promesas, apurando la taza de café.
Volver a componer los sueños rotos,
porque nos debemos el vuelo libre
sobre el cielo que cubre la cara de la luna,
lejos de todo lo que daña nuestras vidas.
Porque creo en el amor y en los vuelos lejos y altos.
 
 
 
 
SI PUDIERA
 
Si pudiera detenerlo todo
en la infinidad de la memoria
de un jardín marchito…
Si pudiera robar las palabras
y cautivar los sentimientos…
Si pudiera cruzar las miradas
y adueñarme de los suspiros.
 
Si pudiera ser su amante,
poseer su corazón sin tener en cuenta
la identidad del presente...
Si pudiera abandonar todo
para entrar en su cuerpo y en su mente,
apretar su mano y acariciarla,
como cuando nos vamos del mundo,
esperando la muerte.…
 
Si pudiera,
detener todo y conquistar sus sentidos,
con sabor a rosas aterciopeladas
endulzar la desdicha de los caminos
y en las espinas de sus tallos
posar los besos suyos y míos...
 
Las nubes,
los regaría al romper el alba,
para que no se marchiten.
 
La eternidad,
rebobinaría el pasado hasta convertirlo en olvido,
los simplificaría en versos sin fronteras,
porque serian por siempre,
frutos del amor que nos tuvimos.
 
 
 
 
PASEO POR ARCOS DE LA FRONTERA
 
Poemas que compongo
entre sábanas húmedas de recuerdos.
Versos susurrando al oído,
espacios con nombres,
para  no quedar en el olvido.
De las manos por calles encaladas,
adornadas de geranios,
reparten silencios entre arcos de piedras,
esquinas de nostalgias y sueños perdidos.
 
Ocasos de luna y sol,
se cruzan los colores
en tejados y horizontes.
Callejones de piedras         
donde se mecen los suspiros,
atrás quedan las huellas del silencio.
Soplo al oído “te quiero” sin medidas
donde en muros esperando
adormecen las horas
y ecos apagados
de sus labios y los míos.
 
 
 
 
MUNDO EN MOVIMIENTO...
 
La vida es un tira y afloja:
un caer y un levantar,
un antes y un después
un nacer y un morir,
un hola y un adiós.
La vida es amor y desamor.
 
Vivo de mis propios desperfectos,
de las propiedades que atesoro,
del súper peso que alberga mi cuerpo,
de las propias limitaciones de mi ser,
del abstracto silbido de un beso,
del latir en las nubes de amores prohibidos,
y del cosquilleo que siento con los recuerdos.
 
Vivo del pasado con los pies en el presente
donde encuentro el coraje y la fuerza
de este mundo en movimiento
arrastrando todos los pesares.
 
Bailo agarrando la cintura de futuros inciertos
y me cuelgo en las páginas de miles de sueño
 
 
 
 
ALMA ROTA
 
Mi alma está rota,
porque la condición de ser madre
es el martirio natural llevado por ser mujer
y es el edén impetuoso para disfrutar los hombres
cuando matan la ley  creando otros mundos,
siguiendo el deseo impuestos por algunos
y la sensibilidad es arrastrada al caer al suelo,
convirtiéndose en caprichos de algunas mentes.
 
Quisiera volver a engendrar
la rosa erudita anidando en mi vientre,
sus ojos me atrapen en la noche
con el brillo azulado del color de las nubes
y del marco de los recuerdos hallado en mi frente.
Firmar cada página del libro de los sueños,
habiendo usado el lápiz de los tiempos
y con mi corazón colorear las cicatrices.
¡Cuántos dibujos enseñarían los cuerpos
pintados con el sudor y la tinta
escondidas en los úteros estériles…!
Después, todo volara a favor del viento.
Volver a ser madre, sí,
para volver a callar los llantos de tantos niños
con el calor prendido de mi cuerpo;
amamantar mis pechos, con ternura,
a todo el hambre del mundo;
en un cubo recoger las lágrimas y sonrisas
de todos aquellos sin cobijo ni calor;
el mar se llene de la alegría nacida de la vida
y del amor interno hirviendo por mis venas
para esparcirlo en las playas de mis fantasías.
 
 
 
 
LA ROSA DE MI AUSENCIA
 
Los cuerpos heridos de frío
se desprenderán de los abrazos,
ya no habrá espinas que pinchen mis dedos
y los ojos llorarán el silencio eterno,
porque ya no amanece sobre mi regazo aquellos labios.
 
Los atardeceres caerán en retazos
y mi boca dirá el último adiós
porque de sus voz se apagaron los «te amos».
Dormiré en mis recuerdos aquellos suspiros,
quizá, iluminados por la luz del faro,
acurrucados con el calor de mi pecho,
porque ya no tengo rosas que vengan de sus manos.
 
En la distancia se perderán mis pasos sobre la arena
como se diseminan los besos
quedando reflejados en el agua. 
Una flor barrerá la espuma de mis olas
y con su aroma cálido esparcirá mi ausencia,
porque ya no me espera quien me regalaba rosas.
 
 
 
 
SOLO CON MI PIEL
 
Quizás porque aprendí a amar con la piel,
a respirar por la piel,
a sentir por la piel,
a reír y llorar por la piel.
 
Quizás porque aprendí a cerrar los ojos,
a no hacer preguntas,
a no esperar respuestas…
 
Entonces llegaste a mí,
se abrió la vida como una flor de loto.
Te sentí, te tome, te respire…
Solo con mi piel.
 
 
 
 
MADRE NATURALEZA
 
Yaciente aroma esparce la flora de los navíos
cuando éstos flotan en los jardines de corales nevados,
en los santuarios del fondo de tus ojos.
Me miraré en el refugio azul del infinito
y buscaré el camino hacia el cielo,
dejando atrás la sepultura de la Madre Tierra,
donde todos nacemos e invernamos, y con la primavera
nos despellejamos como las culebras  para quedar desnudos
y convertirnos en la metamorfosis de las espinas de una rosa.
Catarsis infinita que nos habitara alborotando sus alas en el aire.
Armonía de los vientos cerrados
en este cielo derretido que se deshace en mis manos
como gotas de rocío despertando mi piel, años dormida…
Bailo bajo la lluvia y me sacudo con su nostalgia
para adherirme a ti, Madre Naturaleza.
Navegaré por el Piélago de mis versos
y buscaré al padre que con sus semillas
sembró mi ser en el vientre virgen de una luciérnaga.
Se para el lento latir en la llanura despertándome de este sueño.
Sueño quebrado en la imagen del tiempo
y la dulzura desgastada en la pradera donde pastan los rebaños   
de los amores aplazados sin cauce.
En la belleza del camino, en una mañana de niebla,
cantan los sonidos de la Paz, clamando en el universo.
Su grito se hace eco y la naturaleza, en toda su amplitud,
se hace notas de canción.
En el pentagrama del silencio se produjo la magia del amor.
 
 
 
 
EN EL DEAMBULAR DE LOS RECUERDOS...
 
En el deambular de los recuerdos
están los sueños colgados
como se cuelgan los versos
en la cuerda de mis sentimientos
y los chiquillos juegan tirando piedras:
¡A ver, quien llega más alto!
 
Regresan unas hojas cansadas
huyendo del escozor del verano,
perdidas entre distintas sendas.
Revueltas con el viento de otoño
siguen las huellas que les identifican
y el agua de lluvia  que las pudren
las convierten en estiércol de cultivos.
 
Este amor, cada día más,
es la metamorfosis de  tormentas y silencios
porque lo que el viento no barrió
sigue fermentando en los lagares del tiempo.
 
 
 
 
VIAJE AL CENTRO DEL PLANETA
 
Viajé al centro del paraíso llamado universo,
desorientada por tanta maldad en los quicios de la tierra;
viajé en el recuerdo de las profundidades donde yacemos,
en las hojas de rutas de los horizontes borrosos,
en el edén de un epitafio en blanco
y en las páginas cilíndricas de un yo hundido,
acompañada de un gran interrogante que nunca se cierra
cuando la inconciencia  es la asesina del planeta.
 
Viajé y encontré la memoria en solitario,
pregonando frases  sin consonantes ni vocales,
en la intimidad de la naturaleza, tapándose el  rostro,
alumbrada por la luz de una selva olvidada
y perdida entre la sed de la tierra
porque nadie le había puesto nombre a la maldad:
árboles  desnudos  tiritan de frio
y los pájaros no tienen donde portar sus nidos.
 
Viajé con mi único equipaje:
mi maleta de versos, llena de esperanza,
escritos con tinta de las venas de miles de poetas,
acompañada de la mística música,
entonando la nostalgia de apagadas manos
cuando solo se encuentra la soledad,
animales desnudos gritando piedad
y la sequedad  de las miradas para salvar el planeta.
 
Sigo sin rumbo,
recorriendo los cuatro puntos cardinales,
buscando dónde encontrar el secreto
para tapar tantas grietas encarnadas,
dónde está la fosa para arrojar las cenizas
de la basura que invade el interior de los mares….
Pido al sol purifique mi llanto de impotencia,
la primavera no mueran nunca
y regrese cada año
para vestir de flores este planeta
y así, poder cerrar el epílogo de estas páginas…
 
 
 
 
VESTIDA DE POESIA
 
El aroma de tus calles me embriaga,
me vuelve a la infancia con el olor de pan recién hecho
y el murmullo de tanguillos alegran mis sentidos.
Mi cara es un clavel abierto tras la reja de un corazón,
en los patios de colgantes geranios huele a tu amor
y la alegría de tu sal da vida al caudal de mis venas.
 
Y yo, me visto de poesía,
me miro en el espejo de tu mar,
me coloreo con la espuma de tus olas,
me espolvoreo con la canela de tu arena.
 
Yo, trovadora de los vientos,
Gaviota de los mares del sur,
cierro los ojos, abro mis alas,
pongo rumbo  costeando tus aguas .
 
Y sigo, vestida de poesía,
para mirarme en tus azules ojos,
en la inmensidad de tu cielo,
en el camino que me lleva a tu universo,
para regresar a ti,
al corazón que me regaló  sus latidos,
al espíritu que me presto su alma
a la música que acompañó mis sentidos
Y vuelvo a ti...
Vestida de poesía.
 
 
 
 
EN LOS LAGARES DEL TIEMPO
(A ese síndrome llamado, la enfermedad del olvido)
 
Si no tuviese memoria,
no dudaría de esas vivencias
alojadas  en la realidad de mí ser
confesando lo amado.
Mis oídos,
no olvidaría la identidad de tu voz
y mi olfato, no olvidaría esa resistencia
del perfume lejano  con tu nombre
en los retales de mi alma.
 
Si no tuviese memoria,
mi boca, no me preguntaría
dónde quedó el sabor de tus besos.
El reflejo, sobre-encogido,
de los nenúfares en el agua estancada,
me recordaría, el melodioso “te quiero”
colgado en mis oídos.
 
Si no tuviese los frutos
y el tiempo sólo fuera pasado;
ni el olor de esas naranjas
con aromas a mañanas de otoños;
de esa sinfonía
haciéndome bailar con los recuerdos,
nacería, en el nácar de mis dientes,
los inviernos.
Si no tuviese memoria…
En los lagares del tiempo,
yo sería nube y tú… solo  viento.

 


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