- Abrazo de sueño
- Aire
- Al caminar
- Lira
- Lira (Inglés)
- El bastón de mi madre
- El Cristo del Rescate
- El beso prometido
- Un vendaval de ensueño
- Consigna
- Beso
- Cuando una mujer canta
- Desde la orilla ciega de mis pasos
- Disfraz
- Batalla
- Era tenue el amor
- Esperanza
ABRAZO DE SUEÑO
¿Acaso es tan sombrío abrazar un sueño,
llenarse los ojos con la luz de otros ojos
que en otra dimensión arden en lunas?
¿No es, tal vez, esa boca que parece dormida,
en el beso ardoroso, en el tenue gemido,
la que clama a la vida, en tu vida, trenzada?
Y en el día más liviano, y en lo puro y real,
¿no es quizás ese sueño el que te hace infinito,
y te dona presentes que, robados al tiempo,
te transportan, sin duda, al comienzo del ser?
AIRE
¡Qué del aire te siento, qué del aire!
Qué de prisa transmuta tu horizonte
la delicada línea de su anclaje.
Qué de noche se me hizo, gozando
el arenal de tus pupilas,
bebiendo el mar salado de tus besos.
El silencio decapita las promesas
de tu cielo, poblado de abandonos,
de madrastras crueles que fornican
con gráciles efebos sin fortuna.
¡Qué de nadie es el viento,
qué de nadie tu sombra!
¡Qué de nadie, el olvido
de tu nombre en mi boca!
AL CAMINAR...
Recuerdo las ocasiones, fugaces,
en las que me expresabas tu deseo.
Nunca sabía cómo responder,
prisionera del miedo y del prejuicio.
Invocabas mis manos, como lluvia
anhelada en el desierto febril,
mientras yo, nube evasiva, temblaba
en el embrujo de tu desnudez.
Me pregunto si aún estoy a tiempo,
si lo estamos, de adorarnos al fin,
como merecen los valientes ecos
de la noche en el alma del guerrero,
como solo saben hacerlo quienes aman
desde el norte magnético de la verdad.
Y si fuera así, que en mi nube cabe
todo el olvido de tus noches acres,
derrámate conmigo en la dulzura
del agua que nos colma en la distancia.
Seamos bendición de la consciencia
de ser lo que se siente y se desea
con el limpio candor de quien camina
y al caminar descubre la medida
de todas las distancias en su pecho.
LIRA
No digas nada y sirve presto,
si te llama el amor, si te llama.
No digas nada del amor,
que es esencia que vuela y se transmuta
desde el alma del beso a la mirada.
No digas nada, que se esfuma
su bendita inocencia
por ignotos senderos de hojas gualdas
Es música el amor dentro del bosque
que descubren, descalzos, los amantes,
humildes servidores de su himno,
cual sagrado reclamo de la vida.
Es solsticio de anhelos investido,
dulce peregrinar de libertades
que, cautivas, se tienden a la sombra
del aliento adorado, fiel remanso.
¿Qué decir del amor, si nos habita,
si nos colma e inunda con su céfiro
de inusitados ecos?
No digas nada y sirve presto,
si te llama el amor, si te convoca
el fulgor transparente de su lira.
LIRA (Inglés)
Say nothing and serve presto,
if love calls you, if it calls you.
Say nothing of love,
which is the essence that flies and transmutes
from the soul of the kiss to the gaze.
Don't say anything, that its blessed innocence
its blessed innocence
by unknown paths of golden leaves.
Love is music in the forest
that lovers discover, barefoot,
humble servants of its hymn,
as a sacred claim of life.
It is a solstice of longing invested,
sweet pilgrimage of freedoms
that, captive, tend themselves to the shade
of the adored breath, faithful haven.
What can we say about love, if it inhabits us?
if it fills us and floods us with its zephyr
of unusual echoes?
Say nothing and serve quickly,
if love calls you, if it summons you
the transparent glow of its lyre.
EL BASTÓN DE MI MADRE
Tu bastón descansa medio oculto
entre los rubios girasoles del salón
de esta nueva casa en la que ando
desembalando cajas de memorias
y cosas olvidadas.
Cada objeto ha de encontrar su sitio
en este hogar que ahora me acoge
con renovada savia entre sus poros.
Le hemos puesto cariño y entusiasmo
a cada piedra, a cada trabajo realizado.
Con esmero hemos trazado nuevas líneas
sobre las ya existentes;
hemos abierto horizontes de estrellas
allá donde los ojos
no podían mirar antiguamente.
Sus anteriores dueños no bebieron la luz
de estas estancias
por las que asoman árboles bailones
y cabalgan trinos en tropel.
Doy gracias a Dios por esta casa
que nos acoge a todos y es templada,
clara y espaciosa,
como abrazo de madre en todo tiempo.
Por ti tengo esta casa y te agradezco
tu anticiparte a todo, sabiamente.
Tu bastón me acompaña en este hogar:
regocija mi vista a cada paso
su tallaje de miel bien torneado
y el eco de tu mano en sus hechuras.
No gustabas del todo de ese objeto,
-un poco presumida sí que eras-,
mas formaba simbiosis con tus pasos,
sin que tú lo quisieras ni notaras.
Con solo abrir la puerta te recuerdo,
expectante y feliz con mi presencia,
y aun parece que apoyo me brindara,
camuflado entre soles como un símbolo.
De amorosas palabras es testigo,
perfilada madera, fiel sustento
de tus cansadas piernas,
las mismas que ahora -espero-
no precisen bastón
en la incorpórea liviandad del cielo.
EL CRISTO DEL RESCATE
Había una imagen en tu cuarto
que jamás te abandonó un instante:
era un cristo vestido de morado,
con los ojos muy tristes, golpeado,
el cabello, de tan negro, chispeante,
en melena partida a cada lado.
Al centro de su pecho lucía un escapulario
de tonos amarillos, negros, blancos.
Tú siempre lo mirabas con aire recogido,
en tus ojos brillaban la humildad y el fervor;
a veces una vela alumbraba su rostro,
la oración por los tuyos era un grito de luz
en silenciosa escala hacia las altas puertas.
Mientras, lavabas nuestra ropa, cocinabas
o atendías con agrado a tus clientas.
Siempre estuvo en tu cuarto cual vigía:
si la puerta entreabría, Él me miraba,
si la puerta cerraba, me seguía.
Era el Señor tu cómplice y amigo, tanto
que, en mi asombro de niña yo recuerdo
haberlo sorprendido un día –a veces espiaba-
la cara iluminada por tu vela, los labios entreabiertos,
palomas de piedad reverberando,
la oración que a su poder habías encomendado.
¿Por qué no pude verlo aquella noche, me pregunto,
última de tu existencia y de tu aliento?
Miré por todas partes y no estaba,
nada te dije, mas lo eché de menos
y al verte en la mañana evaporada
de este mundo que a marzo despedía,
a mi memoria vino el bíblico sentir
de Cristo, exhausto en el Calvario:
“Padre mío, ¿por qué me has abandonado?”
¿Quizás sentiste tú lo mismo, el desamparo
en esa encrucijada en que la vida escapa?
¿O acaso el Cristo del Rescate te aguardaba
en ese punto incierto del camino
en que tus fuerzas se rindieron y tu alma?
Quiero pensar que fue a buscarte
ese dulce Cirineo divino
que, con tanto amor, en vida veneraste
y en tu rescate se hizo encontradizo.
EL BESO PROMETIDO
Madre mía que yaces bajo tierra,
mentira de la voz que busca el cielo,
escalpelo del ojo que te extraña
¿Dónde estás de veras,
dónde tu voz de mar regocijado?
El suave despertar de tu sonrisa,
en los valles del sueño reverdece,
ajeno al tesón de mi filial oído.
En otra dimensión vive tu esencia,
ésa que en la ternura se enredaba,
cual caracola al eco de su entraña.
Tu esencia bendecida en lo sencillo,
bajo soles de ocaso ahora estremecida.
¡Siga la luz la sombra de tu sombra!
El vaivén de tu rumbo no se apague
en medio de la nada ni por nada.
¡A por la luz se ha dicho! Es la victoria
del sol en tu abandono matutino,
en la fugaz partida de tu abrazo.
Brindis de las sombras con el día
es al fin el soñado reencuentro:
el beso prometido del Padre a su creatura.
Necesito la fe como una espada
que me ofrezca esperanza en la tiniebla.
¡Que me trabe la fe con su aguja de auroras
a lo eterno y me sostenga el alma
los sentidos, los pies…en esta hora
abierta a los abismos y a la duda,
como nunca jamás hubo otra hora!
UN VENDAVAL DE ENSUEÑO
Hay, acaso, en la nada, un vendaval de ensueño,
un húmedo retorno del murmullo de Dios,
perdido evento,
mohosa condición de la conciencia.
Pasos de Dios,
bajando al terraplén del hombre
que ha creado, figura enmudecida ahora,
macilenta sustancia imperturbable.
Párpados de Dios,
abriéndose a la nada imposible de los sabios,
al vértigo profundo que trepana el liquen;
verde telaraña subterránea,
atmósfera de ausencias
Espíritu de Dios,
soplando en el origen
de la tierra mortal que el hombre precipita
más allá del génesis biológico.
Manos de Dios,
en mágico susurro hacia lo nuevo,
desconocida y total capacidad de ser,
promesa voladora, pájaro de rencuentros.
Besos de Dios,
ardiendo en míseros espacios
donde el brillo de Amor fuera inefable
y el miedo de los hombres sólo un cuento.
CONSIGNA
Hay una consigna
flotando en cada espacio
que diluye mis pasos sin morada,
sin coraza de acero, sin censuras.
Una consigna brilla sin pudor
y busca mi mirada,
como el amante
busca las rodillas de la amada
para abrirlas al sol de cada abrazo.
No puedo evitar
su trama luminosa,
su caleidoscópica batalla
con las cosas que miro
y a veces califico
sin convicción alguna. Por rutina.
Consigna de sonidos increados,
estructura de ignotos arquetipos,
ambición de la voz y del sentido.
Inminente victoria sobre el ocio,
de quien nada reclama de la vida.
BESO
Del beso aquel que un día soñara,
ardiendo en mis entrañas como un lobo
de incendiadas fauces coronadas,
temblorosa, recuerdo sus latidos,
la inconsciente colmena de su ardor,
el vértigo voraz de su desvelo.
Aún recuerdo su huella, desatada
por el cáliz mordido de mi boca,
boca de amor de la memoria
que en el beso se funde con el alma.
Boca de amores, desgastada
de entregar su candor, en cada beso.
Neonato florecer del sentimiento,
ave fénix que anhela ser imperio.
CUANDO UNA MUJER CANTA
Cuando una mujer canta
brilla el aire en torno a su esperanza,
crecen los girasoles a su paso,
con doradas esencias de flor nueva.
Esa mujer es nube y precipicio,
lluvia de amaneceres encendidos,
abismo de entelequias y penumbras.
Esa mujer se agranda en la distancia,
resucita del miedo y de la inercia
que las noches sin luna,
como lazo o guadaña le tendieran.
Esa mujer se alza con el sol por testigo
de su trono de fuerza,
a pesar de que el viento
azote sin piedad ciertos dominios
que, a veces son del mundo,
a veces, de ella,
compartida sustancia del sentir
que evapora los límites de la memoria
y los abraza en maternal suspiro
y surge libre
cual gaviota, de albores impregnada.
Cuando una mujer canta
el cielo acoge su voz, pues es su alma,
y la cubre de amores y la salva.
DESDE LA ORILLA CIEGA DE MIS PASOS
Vienen las cosas nuevas, como soles
creados para mi esperanza;
viene la luz del verbo iluminando
el centro de mi sed sin nombre.
Para decirme siempre lo que nunca fue oído,
desde la orilla ciega de mis pasos.
Viene la hechura ardiente de los mundos creados
en la mágica matriz de la poesía.
Renueva mi cansancio
su sabia engendradora, derramada
en inhóspitos parajes de sombra e impotencia.
Nazco de nuevo, ahora, con el mundo en mis manos.
Alzo un globo posible de infinitos colores.
Vuelve la risa abierta, como un fruto de fe
para mi canto
y empiezo a ver lo oculto del primer balbuceo.
Sorpresa ilimitada de mi voz,
inaugurando el viento.
DESIERTO
Me estremece el silencio de la sangre,
pozo insondable de sórdida ceguera,
que persigue mi aliento como un perro
insaciable tras mis pasos,
tras el júbilo innato de mis ojos,
que en todo ven milagro.
Si todo es señal, esto es desierto,
explanada del hambre del rocío
que desata tormentas sin la lluvia,
sin la acariciante bendición del cielo
que en hileras de agua se deshace.
Todo es trueno y clamor y más estruendo
y el corazón se estrella en el relámpago
del odio que disfraza su amor por egoísmo,
por pura vocación de ser maldito,
aunque yo me rebele y no lo quiera.
Acaso brillen un día las amapolas
en los quemados campos de mi sangre
y resplandezca por siempre el agua virgen
que hoy se niegan entre sí los que se aman.
Ojalá nunca el rayo nos condene de nuevo
a la sequía y al miedo
de olvidar que somos cauce compartido
en la ilusión de ser siempre agua viva.
DISFRAZ
A veces el amor se nos disfraza
con ropajes de todos los diseños.
Hay ropajes guerreros, persuasivos,
de bufón, de monstruo, de bovino,
de sombra, de reptil, de mazapán,
de sabio sin sombra y sin asombro,
de escéptico Sabina o de rabino…
En todo caso, es solo un juego
que tan solo disfrazó un deseo,
de esos que explotan en el aire pronto
y se encorvan en una interrogante.
En honor a la experiencia y al hastío,
debo decirte, y así te lo aconsejo,
si por elegir disfraz te inclinas
-siempre el disfraz oculta la verdad-
que busques bien debajo de la ropa
si quieres encontrar alguna pista
de las fuentes de usar amor en vano.
BATALLA
Libraba una batalla su mirada,
un vendaval de historias peregrinas
pugnaban por arder en su memoria.
Acerqué mis labios a su oído
y en un girar, apenas, nuestros rostros,
irrumpió en escenario otra contienda.
Sublime melodía de besos
en el aire estallaba, sin mesura.
Doblegar el metal podría
tanta ternura en besos arrobada.
ERA TENUE EL AMOR
Era tenue el amor,
como un regalo apenas
irisando la mejilla,
una gota de cielo soleado.
Era tierno y suave
como un fruto en sazón,
dulce y amable,
familiar el trayecto y el destino.
Era grande el amor,
aunque no, clamoroso como un himno,
tan solo se respira
en una casa abierta
donde conviven ecos y promesas
y dos perros que adoran los amantes
y son como unos hijos
que convocan la magia sin palabras.
Los hijos de la voz van aprendiendo.
ESPERANZA
Le habita un nombre antiguo de mujer,
nombre que heredó de la miseria
y engendró un grito oscuro sangre adentro.
Hermano del león y la jirafa
su nombre viaja oculto hacia la vida,
raíz de desenlaces ignorados.
No sabe, no conoce...nada sabe.
Ni siquiera el país que abandonó,
dejando allí a su pueblo, a su familia.
No puede pronunciar la desventura
que le empujó a enfrentarse con la muerte.
No tendrá los papeles, pero existe.
No todo es tan feliz como supuso,
más la vida genera nuevos brotes,
nuevas tonalidades y es bastante.
Llegado al "paraíso" es el silencio
el mástil al que aferra su destino,
el talismán que guarda su temor:
ser de nuevo devuelto a la barbarie,
perder por siempre el nombre que le habita
aunque no se recoja legalmente.
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